jueves, 20 de diciembre de 2012

ALAC y el desarrollo concertado

 
Dicen que el sentido común es el menos común de los sentidos. No es cierto. Al contrario, el sentido común abunda y es la cosa mejor repartida del mundo. Todos piensan que tienen lo suficiente. Es más, media humanidad estaría dispuesta a matar a la otra mitad para demostrar que sus juicios son los acertados. Por eso ocurren las guerras.
 
De allí que cada quien tenga su propia idea de cómo se deben hacer las cosas y la manera de matar sus pulgas. Lamentablemente, como les sobra sentido común, no se limitan a sus asuntos sino que también opinan sobre los propósitos de los demás. Ahora bien, mientras sólo sean opiniones no hay problema, los conflictos empiezan cuando las personas o las instituciones meten las narices en las vidas ajenas sin respetar su libertad.
 
Ser libre, de acuerdo a las enseñanzas de Milton Friedman, premio Nobel de Economía, significa, sencillamente: poder elegir sin interferencia ni coacciones externas. Por eso, porque afecta la libertad de las personas, es que genera tantos conflictos el que cualquier autoridad, o el mismo Estado, intente dictar las pautas maestras del desarrollo limitando la creatividad de la sociedad imponiéndole una planificación “ordenada”. Esa no es función de los empleados públicos.
 
En gran medida, refiere un ensayista cubano, el desarrollo es producto de los avances tecnológicos, y esos espasmos creativos se dan de manera espontánea e imprevista. En el siglo XVIII, refirió, a unos técnicos desconocidos se les ocurrió colocar rieles en las minas para extraer los minerales en vagones de metal. Cuando se perfeccionó la máquina de vapor, otros ingeniosos mineros sustituyeron las mulas con locomotoras. Sin advertirlo, habían inventado el tren.
 
A fines del siglo XIX –continúa el escritor- el señor Edison inventó la bombilla incandescente y creó las redes y la empresa para distribuir la electricidad. Al teléfono, a la aviación, a la radio, a la televisión, les ocurrió lo mismo. Nada fue planificado por el Estado. Incluso internet, que surgió como un proyecto del Pentágono para comunicar los puestos de mando en caso de guerra, sólo explica su fenomenal desarrollo porque la iniciativa privada lo sacó de la cuna y lo hizo crecer.
 
No obstante, el desarrollo tampoco se puede dejar al azar o esperar que sea el mercado el que determine los derroteros de nuestro futuro. Es por ello, que buscando consensos, se creó hace ocho años la Asociación los Andes de Cajamarca – ALAC, como parte del programa de responsabilidad social de Yanacocha para promover el desarrollo humano, sostenible en la región, trabajando de la mano los sectores público y privado.
 
La semana pasada, precisamente, ALAC presentó en sociedad a su nuevo Consejo Directivo para la gestión 2012 – 2015. El grupo de trabajo para ese periodo de tres años, está presidido por el Ing. Raúl Benavides Ganoza y tiene como vicepresidente al Dr. Javier Velarde Zapater. Los directores que les acompañan son: el Dr. Homero Bazán Zurita, el Ing. Augusto Zingg Pinillos, Monseñor José Carmelo, la Sra. Jacqueline Saettone y el Sr. Carlos Basombrío.
 
ALAC, señaló el Ing. Benavides en su discurso de presentación, continuará durante su presidencia, y guiada por los sabios aportes de líderes cajamarquinos, con el mismo objetivo que motivó su fundación: la atención de temas básicos como educación, proyectos de agua, y desarrollo de negocios inclusivos, que contribuyan a generar progreso y bienestar para la población.
 
Volviendo a Milton Friedman, el brillante economista a quien solían presentar como “el padre del neoliberalismo” o la cabeza de la Escuela de Chicago, él dejó una frase muy clara: “Uno de los más grandes errores es juzgar a las políticas y programas por sus intenciones, en vez de hacerlo por sus resultados”. Efectivamente, ALAC en ese sentido, tiene muchas cosas para mostrar.
 
Sólo como ejemplo, en estos ocho años de gestión la Asociación los Andes de Cajamarca, en Alianza con otras instituciones del Estado, la sociedad civil y con el apoyo económico de Yanacocha, tiene para exhibir la Alianza por la Nutrición en Cajamarca - Predeci, el programa de Fortalecimiento de la Gestión Pública y el de Formación de Jóvenes Emprendedores.
 
También el Programa de Becas Cajamarca, los distintos programas en educación, y la campaña para disminuir la deserción escolar a través de la Red Integral de Escuelas. En infraestructura podemos mencionar el Hospital General de Cajamarca, el CITE Koriwasi, el complejo Capac Ñam, cientos de conexiones eléctricas rurales e instalaciones de agua y desagüe, entre otros.
 
Ricardo Lagos, expresidente de Chile, explicó cómo se logró el milagro económico que convirtió a su país en uno de los más prósperos de esta parte del continente. Se trata –dijo- de una ecuación sencilla: “Consenso = Desarrollo”. La coalición entre los políticos y líderes de la sociedad civil para llevar adelante una transición tranquila hacia la democracia, no les fue suficiente a nuestros hermanos del sur y entendieron que esa misma coalición era el camino a la modernidad.
 
Los chilenos alcanzaron lo que nuestro ensayista llamó el umbral de la sensatez. Ese punto de la historia en el que un porcentaje decisivo de la clase dirigente coincide en el diagnóstico sobre los males que aquejan a la sociedad y en las medidas que deben tomarse para conjurarlos. Ese, probablemente sea el aporte mayor de ALAC: Ser un espacio para que los actores de la sociedad, trabajando juntos y en armonía, arriben a los consensos necesarios que nos pongan por fin en el camino del desarrollo.