miércoles, 1 de junio de 2016

Muchachos: "Rómpanse una pierna"


 
No es que no lo agradezca, al contrario: me gustó mucho el gesto, pero les pedí por favor que no la hicieran. “Es que nada se me hace más parecido a una misa de difuntos a cuerpo presente -les dije-, que esas despedidas del trabajo en las que se tiene al homenajeado al frente, y de uno en uno los amigos van diciendo lo bueno que fue y lo mucho que lo extrañarán cuando se vaya”.

Los muchachos del área de Asuntos Externos querían despedirme como se acostumbra porque me voy de Minera Yanacocha, la empresa en la que laboré 24 años bien contados, o 26, si les sumo los 2 que dediqué a Newmont durante la última etapa de exploración de este fabuloso proyecto minero que llegó a convertirse en la mina de oro más grande de Sudamérica. Lugar común: toda una vida. O muchas vidas, miles, si contamos las de millares de personas que tuvieron la oportunidad de trabajar en este magnífico emprendimiento.

Me voy porque mi empresa que llegó a producir más de 3 millones de onzas de oro en un año, hoy produce 600 mil y dentro de dos años -si las cosas siguen como están- bajará a 200 mil. Porque de los 20 millares de trabajadores que llegamos a ser, hoy sólo se requieren alrededor de 6 mil, y pronto esa cantidad también podría ser demasiado. Me voy porque la empresa, con pesar, está invitando a sus colaboradores a tomar la alternativa (como en los toros) del cese voluntario.

La invitación no es indiscriminada. Sólo es para aquellos colaboradores cuyos puestos quedaron anulados por la misma reducción de las operaciones, o porque –en la necesaria reestructuración- sus departamentos se están fusionando, o, incluso, porque los servicios que brindaban ayer, hoy se están tercerizando. Es natural. Las empresas como los seres humanos también tienen que adaptase o morir.

¿Tan mal está la empresa? No. Yanacocha va bien. Como toda la actividad minera en el mundo, hoy está atravesando por un mal momento. La afectan la baja internacional del precio del oro, el agotamiento de sus reservas y los conflictos sociales en la región. Aun así, con todos esos problemas, es una empresa fuerte gracias a la capacidad profesional de su gente. 600 mil onzas de producción por año o 200 mil en el futuro próximo igual la hacen un “minón”. Lo principal, y lo que no se entiende, es que su producción hasta hoy se redujo a la quinta parte, y tiene que redimensionarse para continuar siendo competitiva.

¿Y cómo te sientes? Me preguntan los compañeros. Les respondo que bien. Que al contrario de Nobocov, para quien los sentimientos grandes “No se sienten en la mente ni en el corazón, sino en la espalda. En medio de los omóplatos. En ese lugar donde alguna vez tuvimos las alas”; yo adopté la recomendación de García Márquez quien recetaba una cura definitiva para las insondables congojas del corazón: “No te apenes porque se terminó… alégrate porque sucedió”.

Me voy satisfecho. La que sí tiene reparos es mi esposa, Maribel, ella reclama que le devuelvan el Marcos que entregó a Yanacocha en 1990, por supuesto con el desgaste natural del uso durante estos años, y no el que le están devolviendo ahora. Yo le digo que sólo necesito un over hall. Nada que unos cuantos días en esas aguas turquesas y arenas de sémola de las playas del Caribe, que parecen de antes del descubrimiento de América, no puedan remediar. En fin, son cosas que nos hace la vida.

 A todos los compañeros que se quedan en la empresa, no me queda más que desearles, para la suerte, como se dice en el mundo del teatro: “Muchachos, rómpanse una pierna”. O mejor aún, “rómpanse las dos”.

domingo, 13 de diciembre de 2015

Las Inversiones, Los Derechos Humanos y Las Mentiras

 Panelistas del Seminario Las inversiones y los Derechos Humanos. De Izq. a Der.: Carlos Salazar, Raúl Farfán, Carlos Scerpella y Agustín Moreno.

 

 Minera Yanacocha promovió en Cajamarca la realización  del seminario: Las inversiones y los Derechos Humanos. Dos conceptos que resuenan con insistencia en todos los espacios de nuestra sociedad, y que expresan las expectativas impostergables de la población cajamarquina.


¿Por qué lo hizo? “Porque es nuestro compromiso”, dijo el Especialista Senior en Derechos Humanos & Ethics Advocate de Minera Yanacocha, Carlos Scerpella. “Además de respetar los Principios Voluntarios de Seguridad y Derechos Humanos, nuestra empresa tiene el deber autoimpuesto de difundirlos, y lo hacemos en forma ininterrumpida desde el año 2009”, agregó el funcionario.


A la organización del evento se sumaron otras instituciones con el objetivo de crear un espacio de reflexión acerca de nuestra situación económica y el clima de conflictividad que aún se vive en Cajamarca. Para que se entienda que sin inversiones no hay trabajo, y sin respeto por los Derechos Humanos no existirá la paz social necesaria para que los emprendedores de nuestro país o del extranjero se animen a hacer empresa en esta viña del Señor.


No hay, dice la sentencia popular, nada más cobarde que un millón de dólares. Efectivamente, el capital huye de aquellas sociedades donde las instituciones son débiles, el ambiente político es caldeado, no existen reglas firmes de comportamiento, y no se respeta el Estado de Derecho.


Lo estamos viviendo. De Cajamarca, lo sabemos, emigraron grandes inversiones en los últimos años. Millones de dólares se esfumaron, entre otras razones, por la conflictividad social que paralizó varios proyectos mineros listos a iniciar operaciones.


No se entendió, en su momento, que esas inversiones generarían más trabajo directo e indirecto. Oportunidades para los mineros, los comerciantes, los transportistas, los confeccionistas y los miles y miles de ciudadanos de a pie, y emprendedores de todo calibre que conforman el tejido comercial y de negocios de la sociedad cajamarquina, del cual dependen su bienestar y desarrollo.


Líderes irresponsables le dijeron a la población que la minería era mala y que ellos pondrían en marcha un modelo de desarrollo diferente. Mintieron. Paralizaron el motor de la economía cajamarquina convirtiendo a la región en una de las más atrasadas del país. Con pésimos indicadores sobre producción, desocupación, educación, nutrición y salud.


En el seminario se repitió una vez más: la riqueza y la prosperidad no se crean desde ningún gobierno. Nacen –decía un analista- en la labor intensa de las empresas, en los centros financieros, en las casas de estudio que fomentan el capital humano, y en la producción incesante de sus innovadores. No obstante, para crecer necesitan un clima de paz social, estabilidad jurídica y respeto irrestricto por los derechos de los demás.


El representante de la Universidad Privada del Norte, Oscar Mendoza, señaló además que para superar la crisis, a los cajamarquinos y a los peruanos en general, nos falta “confianza” entre unos y otros; el Gerente General de la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas – CONFIEP, Gabriel Amaro, aseguró en cambio que no superaremos nuestras dificultades mientras hablemos solamente sobre los riesgos que muchas veces sin razón atribuimos a la minería, y no de los miles de beneficios que trae a una región la actividad minera formal y responsable.


Por su parte, el Jefe de la Oficina de la Defensoría de Cajamarca, Agustín Moreno, apeló a la “identidad” cajamarquina, gente de bien, para terminar de una vez por todas con la fractura social en la que vivimos. De su lado, el representante del Grupo de Trabajo de los Principios Voluntarios, Carlos Salazar, llamó a la reflexión y a la “acción” de los pobladores, ¿Hasta cuándo –preguntó- vamos a permanecer pasivos, permitiendo que siga creciendo la mortalidad materno infantil y las tasas de desnutrición y abandono escolar, siendo la nuestra un región tan rica como la que es?


Cuando le preguntaron al embajador de Suiza, Hans-Ruedi Bortis: ¿Qué debería hacer Cajamarca para crecer? El panelista de lujo –diplomático al fin- dio una respuesta que encantó al auditorio. Los suizos no le vamos a decir a nadie como se deben hacer las cosas (no tenemos esa pretensión) Pero si podemos contar lo que a nosotros nos funcionó, dijo. En Suiza –refirió- no hay materias primas, nosotros tenemos “materia gris”, y con ella impulsamos nuestro crecimiento. Nuestro recurso humano es nuestra ventaja competitiva. Nosotros apostamos por la educación de nuestra gente, concluyó Bortis con una sonrisa amable. Quedó entre los asistentes una reflexión: ¿Por qué nosotros no aprovechamos nuestras ventajas competitivas?


De su lado, el Director de Asuntos Externos de Yanacocha, Raúl Farfán, dijo que la empresa seguirá “actuando” más allá de sus compromisos inspirados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, los Principios Voluntarios y el Pacto Global, de los cuales también es suscriptora.


“Estamos tendiendo puentes que nos ayuden a transitar hacia el bienestar y el desarrollo. Por eso contribuimos con nuestro trabajo dotando de más agua potable a la ciudad y a las comunidades de nuestra zona de influencia, mejorando sus condiciones de salud, calidad de vida y respeto por los derechos humanos” dijo Farfán.


No obstante, afirmó el funcionario minero, la paz y la prosperidad son tareas de todos. Si no reaccionamos erigiendo liderazgos positivos en todos los estamentos de nuestra sociedad, para transformar la difícil realidad que atravesamos, no alcanzaremos ese futuro de bienestar que queremos para nuestras familias, nuestros hijos, Cajamarca y el Perú. “Nadie lo va a hacer por nosotros”, señaló.


Lo que no se dijo en el evento, porque no era su finalidad, aunque el público asistente lo pidió en varias de sus intervenciones, fue el nombre y apellido de los responsables de la crisis económica, la fractura social y el clima de violencia que se vive en Cajamarca. Hay que señalarlos, decían, para evitar que alguna parte de la población continúe bajo el influjo pernicioso de sus malos liderazgos.


En mi opinión, no importa ya quiénes son los culpables. Lo significativo es que vamos entendiendo que el mal momento que vive la región es producto de una gran mentira: que la actividad minera es mala para Cajamarca. Cuando la verdad es todo lo contrario. La minería es una bendición para nuestra región y para el país.


Las verdades –dicen- siempre salen a la luz y se imponen sobre las mentiras. Pero no salen solas, hay que ayudarlas. Esa también, es tarea de todos.