domingo, 13 de diciembre de 2015

Las Inversiones, Los Derechos Humanos y Las Mentiras

 Panelistas del Seminario Las inversiones y los Derechos Humanos. De Izq. a Der.: Carlos Salazar, Raúl Farfán, Carlos Scerpella y Agustín Moreno.

 

 Minera Yanacocha promovió en Cajamarca la realización  del seminario: Las inversiones y los Derechos Humanos. Dos conceptos que resuenan con insistencia en todos los espacios de nuestra sociedad, y que expresan las expectativas impostergables de la población cajamarquina.


¿Por qué lo hizo? “Porque es nuestro compromiso”, dijo el Especialista Senior en Derechos Humanos & Ethics Advocate de Minera Yanacocha, Carlos Scerpella. “Además de respetar los Principios Voluntarios de Seguridad y Derechos Humanos, nuestra empresa tiene el deber autoimpuesto de difundirlos, y lo hacemos en forma ininterrumpida desde el año 2009”, agregó el funcionario.


A la organización del evento se sumaron otras instituciones con el objetivo de crear un espacio de reflexión acerca de nuestra situación económica y el clima de conflictividad que aún se vive en Cajamarca. Para que se entienda que sin inversiones no hay trabajo, y sin respeto por los Derechos Humanos no existirá la paz social necesaria para que los emprendedores de nuestro país o del extranjero se animen a hacer empresa en esta viña del Señor.


No hay, dice la sentencia popular, nada más cobarde que un millón de dólares. Efectivamente, el capital huye de aquellas sociedades donde las instituciones son débiles, el ambiente político es caldeado, no existen reglas firmes de comportamiento, y no se respeta el Estado de Derecho.


Lo estamos viviendo. De Cajamarca, lo sabemos, emigraron grandes inversiones en los últimos años. Millones de dólares se esfumaron, entre otras razones, por la conflictividad social que paralizó varios proyectos mineros listos a iniciar operaciones.


No se entendió, en su momento, que esas inversiones generarían más trabajo directo e indirecto. Oportunidades para los mineros, los comerciantes, los transportistas, los confeccionistas y los miles y miles de ciudadanos de a pie, y emprendedores de todo calibre que conforman el tejido comercial y de negocios de la sociedad cajamarquina, del cual dependen su bienestar y desarrollo.


Líderes irresponsables le dijeron a la población que la minería era mala y que ellos pondrían en marcha un modelo de desarrollo diferente. Mintieron. Paralizaron el motor de la economía cajamarquina convirtiendo a la región en una de las más atrasadas del país. Con pésimos indicadores sobre producción, desocupación, educación, nutrición y salud.


En el seminario se repitió una vez más: la riqueza y la prosperidad no se crean desde ningún gobierno. Nacen –decía un analista- en la labor intensa de las empresas, en los centros financieros, en las casas de estudio que fomentan el capital humano, y en la producción incesante de sus innovadores. No obstante, para crecer necesitan un clima de paz social, estabilidad jurídica y respeto irrestricto por los derechos de los demás.


El representante de la Universidad Privada del Norte, Oscar Mendoza, señaló además que para superar la crisis, a los cajamarquinos y a los peruanos en general, nos falta “confianza” entre unos y otros; el Gerente General de la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas – CONFIEP, Gabriel Amaro, aseguró en cambio que no superaremos nuestras dificultades mientras hablemos solamente sobre los riesgos que muchas veces sin razón atribuimos a la minería, y no de los miles de beneficios que trae a una región la actividad minera formal y responsable.


Por su parte, el Jefe de la Oficina de la Defensoría de Cajamarca, Agustín Moreno, apeló a la “identidad” cajamarquina, gente de bien, para terminar de una vez por todas con la fractura social en la que vivimos. De su lado, el representante del Grupo de Trabajo de los Principios Voluntarios, Carlos Salazar, llamó a la reflexión y a la “acción” de los pobladores, ¿Hasta cuándo –preguntó- vamos a permanecer pasivos, permitiendo que siga creciendo la mortalidad materno infantil y las tasas de desnutrición y abandono escolar, siendo la nuestra un región tan rica como la que es?


Cuando le preguntaron al embajador de Suiza, Hans-Ruedi Bortis: ¿Qué debería hacer Cajamarca para crecer? El panelista de lujo –diplomático al fin- dio una respuesta que encantó al auditorio. Los suizos no le vamos a decir a nadie como se deben hacer las cosas (no tenemos esa pretensión) Pero si podemos contar lo que a nosotros nos funcionó, dijo. En Suiza –refirió- no hay materias primas, nosotros tenemos “materia gris”, y con ella impulsamos nuestro crecimiento. Nuestro recurso humano es nuestra ventaja competitiva. Nosotros apostamos por la educación de nuestra gente, concluyó Bortis con una sonrisa amable. Quedó entre los asistentes una reflexión: ¿Por qué nosotros no aprovechamos nuestras ventajas competitivas?


De su lado, el Director de Asuntos Externos de Yanacocha, Raúl Farfán, dijo que la empresa seguirá “actuando” más allá de sus compromisos inspirados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, los Principios Voluntarios y el Pacto Global, de los cuales también es suscriptora.


“Estamos tendiendo puentes que nos ayuden a transitar hacia el bienestar y el desarrollo. Por eso contribuimos con nuestro trabajo dotando de más agua potable a la ciudad y a las comunidades de nuestra zona de influencia, mejorando sus condiciones de salud, calidad de vida y respeto por los derechos humanos” dijo Farfán.


No obstante, afirmó el funcionario minero, la paz y la prosperidad son tareas de todos. Si no reaccionamos erigiendo liderazgos positivos en todos los estamentos de nuestra sociedad, para transformar la difícil realidad que atravesamos, no alcanzaremos ese futuro de bienestar que queremos para nuestras familias, nuestros hijos, Cajamarca y el Perú. “Nadie lo va a hacer por nosotros”, señaló.


Lo que no se dijo en el evento, porque no era su finalidad, aunque el público asistente lo pidió en varias de sus intervenciones, fue el nombre y apellido de los responsables de la crisis económica, la fractura social y el clima de violencia que se vive en Cajamarca. Hay que señalarlos, decían, para evitar que alguna parte de la población continúe bajo el influjo pernicioso de sus malos liderazgos.


En mi opinión, no importa ya quiénes son los culpables. Lo significativo es que vamos entendiendo que el mal momento que vive la región es producto de una gran mentira: que la actividad minera es mala para Cajamarca. Cuando la verdad es todo lo contrario. La minería es una bendición para nuestra región y para el país.


Las verdades –dicen- siempre salen a la luz y se imponen sobre las mentiras. Pero no salen solas, hay que ayudarlas. Esa también, es tarea de todos.