jueves, 29 de septiembre de 2011

Una visión compartida

Jornada de Capacitación Sobre el Modelo de Gestión del Pacto Mundial – Lima, 22 de setiembre de 2011

El Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Atta Annan, tenía el panorama muy claro cuando lanzó la propuesta de concertar un Pacto Mundial, ante el Foro Económico de las naciones el 31 de enero de 1999, en la ciudad de Davos, Suiza.

En el umbral del siglo XXI, urgían acciones para enfrentar los desafíos del nuevo milenio. Seis mil millones de seres humanos, el fenómeno de la globalización, conflictos de todo tipo, la lucha contra la pobreza y los efectos negativos del cambio climático, requerían del concurso de los líderes empresariales para unirse en un gran acuerdo que sincronizara sus actividades comerciales con los principios y objetivos de las Naciones Unidas.

Esa era la visión de Annan, un líder extraordinario al frente de las Naciones Unidas y premio Nobel de la Paz 2001, por hacer del nuestro “un mundo organizado y más pacífico”. Un pacto mundial que convocara a las empresas y organizaciones laborales y civiles de todos los países para sumarse a un gran proyecto de compromiso moral.

La tarea era simple: luego de reconocer las necesidades compartidas por todos en un mundo crecientemente globalizado, bajo ninguna legislación y obedeciendo a nadie más que a su propia razón, los suscriptores del acuerdo debían implantar en sus estrategias de creación y crecimiento, y operaciones de todos los días, diez principios que encaminaran a la humanidad hacia “una vida mejor para todos nosotros y para nuestros hijos”.

Esos diez principios, contenidos en el Pacto del que somos adherentes por nuestros cuatro costados –Yanacocha, Buenaventura, Newmont y el Banco Mundial-, son:

Derechos humanos

Principio 1: Las empresas deben apoyar y respetar la protección de los derechos humanos fundamentales a nivel internacional dentro de su esfera de influencia.

Principio 2: Asegurarse de que sus propias corporaciones no actúan como cómplices en la violación de los derechos humanos.

Trabajo

Principio 3: Se pide que las empresas apoyen la libertad de afiliación y el reconocimiento efecto del derecho a la negociación colectiva.

Principio 4: Que promuevan la eliminación de todo tipo de trabajo forzoso y obligado.

Principio 5: Que promuevan la erradicación del trabajo infantil.

Principio 6: Que promuevan la eliminación de la discriminación con respecto al empleo y la ocupación.

Medio Ambiente

Principio 7: Se pide a las empresas que fomenten los enfoques preventivos ante los desafíos medioambientales.

Principio 8: Lleven a cabo iniciativas para fomentar una mayor responsabilidad medioambiental.

Principio 9: Faciliten el desarrollo y la divulgación de medios tecnológicos respetuosos con el medio ambiente.

Anti corrupción

Principio 10: Se pide a las empresas trabajar contra la corrupción en todas sus formas, incluyendo la extorsión y el soborno.


Nuestro compromiso, al igual que las otras 91 organizaciones con las que conformamos la Red Perú del Pacto Mundial, consiste, además de la aplicación de los principios, en promocionar los mismos y dar cuenta a la sociedad -“con publicidad y transparencia”- de los progresos que realizamos en su aplicación.

De estos temas, nuestro liderazgo; la evaluación de riesgos y oportunidades; la definición de metas, estrategias y políticas; la medición y el monitoreo; así como la comunicación de nuestros progresos con relación a los principios enunciados, y la elaboración de reportes, trató la Jornada de Capacitación Sobre el Modelo de Gestión del Pacto Mundial, realizada en Lima el Jueves pasado y en la que también participó nuestra empresa.

martes, 20 de septiembre de 2011

Nuestra casona de la cultura

Centro de Información y Cultura de Minera Yanacocha – Jr. Del Comercio N° 251 Cajamarca

Todo empezó cuando nos topamos con esa casona bella y antigua al límite del Centro Histórico de la ciudad. Buscábamos un nuevo local para nuestras oficinas que estuviera, de preferencia, en una zona de mucho tránsito. El inmueble, propiedad del Obispado de Cajamarca, estaba situado en la segunda cuadra del Jr. Del Comercio y había funcionado hasta pocos meses antes como sede de un importante Banco comercial.

La ubicación era ideal. Además de oficinas, el proyecto del nuevo local propuesto por Peter Orams, gerente de Medio Ambiente de aquel entonces, incluía un Centro de Información al servicio de la comunidad. Un lugar accesible al que pudieran acudir los estudiantes, profesores, profesionales y vecinos en general, para informarse sobre las operaciones, el manejo ambiental y las actividades de Responsabilidad Social de nuestra empresa.

El proyecto era parte de nuestro esfuerzo por facilitar la comunicación con la comunidad. En una oportunidad el Alcalde Luis Guerrero, quien gobernaba la ciudad con esas manos grandes y el ímpetu capaces de detener a un toro de lidia, le preguntó a nuestro gerente general Len Harris: ¿Cómo hago para hablar con ustedes si todos están trabajando en la punta del cerro? Ese comentario cierto y bien intencionado fue, de hecho, la razón para que se creara la primera oficina de Relaciones Públicas de Yanacocha que funcionó durante muchos años en la cuadra tres del Jr. Dos de Mayo –sede actual de la Cámara de Comercio de Cajamarca-, e inspiró más tarde la creación del Centro de Información.

Desde la instalación del Centro, hace algo más de lustro, cualquier persona -con buena o mala leche- que quisiera enterarse de los procedimientos, procesos de la operación, disposiciones de material, producción, adquisiciones, resultados económicos, gestión del agua, Estudios de Impacto Ambiental o cualquier otro tema relacionado con Yanacocha, podía hacerlo sin mayor esfuerzo ni costo alguno. Por ello, sabe a teatro cuando alguien “descubre” algún dato “oculto” que ya La Mina había puesto a disposición del escrutinio público, a apenas cuatro cuadras de nuestra Plaza de Armas.

Con el tiempo, el servicio de informar, la disposición de las bibliotecas física y virtual, la hemeroteca y el uso gratuito de Internet para los estudiantes, se extendió a otras actividades como el dictado de conferencias sobre ecología, medio ambiente, minería, educación y turismo, entre otros temas de importancia para el desarrollo para la región.

Poco a poco el espacio se fue utilizando, también, para difundir nuestra cultura cajamarquina. Gracias a sus cómodas instalaciones, el lugar empezó a emplearse como sala de exhibición de pinturas, esculturas y fotografía; y su auditorio, se prestó como un escenario magnifico para las presentaciones de nuestros músicos y otros artistas. El Centro de Información creció y se convirtió así, desde hace tres años, en el Centro de Información y Cultura – CIC. Un espacio y oportunidad para acoger y difundir el talento de nuestros artistas, tanto de los afamados como de los desconocidos.

Yanacocha decidió impulsar, aún más, la actividad cultural del Centro, encargando su dirección a nuestro dilecto compañero de trabajo William Guillén Padilla. William, para quien no lo sepa, ha publicado dos libros de poesía: Soliloquios de Homo sapiens y Planetario Astral; cuatro libros de cuentos: Los escritos del Oidor, Lo que yo Barman oí, Actos & Relatos y Microcuentos. De esta última obra, la escritora Dora Varona, viuda de nuestro consagrado novelista Ciro Alegría, comentó: “maneja el micro-cuento con humor fino y en un estilo sin precedentes en nuestra literatura”.

La obra de William ha trascendido nuestras fronteras y está incluida en antologías de España, Argentina, Venezuela, México y Perú. La Maison de l´Amérique Latine en París y McNally Jackson Books en New York, han sido dos de los lugares donde ha presentado su trabajo literario y editorial.

Además de músicos, pintores, escultores, cuenta cuentos, titiriteros, hacedores de máscaras y caricaturistas, el CIC ha sido honrado con la presencia de varios poetas. Este jueves 22 de setiembre, precisamente, se presentará en sus instalaciones la conocida poetisa cajabambina Lilian Goicochea Ríos -una estupenda persona a quien tengo el honor de conocer desde hace muchos años-, quien acaba de grabar el CD Amor y Verso, que ofrecerá a todos los asistentes al evento, en sus propias palabras, como: “un ramillete de poesías que llevan mi amor por la vida, la naturaleza y el ser humano”.

La poesía de Lilian es agradable para leer y más aún para escucharla declamada por ella misma. Su obra es clara y no tiene misterios ni miradas complicadas. Por el contrario es sencilla, elegante y muy humana. Se aprecia el buen gusto, la inteligencia y el oficio. Quienes asistan el jueves a esta fiesta en nuestra casona de la cultura apreciarán en carne propia la experiencia de que hablaba el gran Mario Vargas Llosa: “Sentimos que la poesía, la cultura, son lo mejor de la vida, gracias a ellas, ésta se convierte en un interminable festín”.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Una amalgama de oportunidades

Edwin Amoretti y Jorge Vergara, funcionarios del área de Responsabilidad Social de Yanacocha, entregando las reses del programa: Mejoramiento del sistema de producción agropecuaria en los distritos de Cajamarca y La Encañada.

Santos Chilón estaba entusiasmado. “Con estos animalitos vamos a mejorar nuestras economías”, me dijo el viernes pasado durante la ceremonia de donación de 833 cabezas de ganado que realizó Yanacocha en el fundo El Porongo, en Cajamarca. Santos explicó que gracias a este nuevo apoyo de la empresa minera –fue la segunda entrega de reses Holstein y Brown Swiss en el año-, su familia y su comunidad producirán más leche y queso, tendrán más tareas en las cuales invertir su tiempo, y, con el dinero de la venta de sus productos, sus hijos podrán ir al colegio para tener un futuro mejor. “Nosotros dependemos de los animalitos para mantener a nuestras familias”, contó Chilón.

La frase no fue una metáfora. En esos nobles animales, donde algunos sólo ven innumerables platos de lomo saltado y cientos de sabrosas hamburguesas, la gente que vive en el campo encuentra muchas veces su sustento diario, una fuente de trabajo y la oportunidad de desarrollo para ellos y sus hijos.

Esa declaración sencilla me reveló de golpe los extremos de este mundo a medio globalizar, donde la mitad de la humanidad, que insiste en llamarse civilizada porque vive en grandes centros urbanos, ignora totalmente cómo vive la otra mitad que lo hace en el campo o en las urbes pequeñas de nuestros países subdesarrollados. Una prima japonesa que me visitó el año pasado, sufrió una impresión irreparable y decidió no volver a comer pollo cuando vio como se les retuerce y corta el pescuezo a esos pobres animales antes de sumergirlos, medios vivos todavía, en ollas pestilentes de agua hirviente para sacarles las plumas en esos mataderos bárbaros de nuestros mercados de barrio. En sus veinticinco abriles jamás había visto un pollo vivo. Hasta ese azaroso día los había comprado en empaques asépticos y bellamente presentados en los supermercados nipones.

Sin ir muy lejos, ni tener que cruzar el océano, la misma situación se puede observar en Lima. Algunos colegios organizan excursiones al distrito turístico y ecológico de Cieneguilla, ubicado a 380 metros sobre el nivel del mar y a sólo 20 kilómetros de distancia del centro de la ciudad, para que sus alumnos comprueben, por experiencia propia y con los ojos bien abiertos, que las vacas, los pollos y los patos existen en la vida real y no sólo en la televisión; y que la leche, los quesos, la mantequilla y los huevos que beben y comen cada mañana en el desayuno, son productos casi naturales que no provienen del todo de una fábrica, sino, que se producen, como dijo Gabriel García Márquez, en el campo: “ese lugar donde los pollos se pasean crudos”.

En el otro lado del espejo, Santos Chilón es un hombre de campo que convive feliz con sus animales y la naturaleza. No obstante, aunque las cosas y ajetreos de la ciudad le son ajenos, él tiene que insertarse de uno u otro modo en el mundo competitivo de la economía de mercado para elevar su nivel de vida y lograr que el viento de las oportunidades toque a los suyos. Para eso necesita ayuda. Es así que su familia ha sido considerada entre las cuatro mil quinientas beneficiaras del programa: Mejoramiento del sistema de producción agropecuaria en los distritos de Cajamarca y La Encañada, que Yanacocha ha puesto en marcha a través de su asociación civil Foncreagro. El proyecto consiste en la entrega de la empresa minera a los pobladores de ambos distritos, de seis mil quinientos animales de raza –entre vacunos y ovinos- más dos tractores agrícolas. La inversión total está calculada en tres millones de dólares y el objetivo es contribuir a aliviar la pobreza y mejorar la calidad de vida de las poblaciones vecinas a su actividad minera.

Por supuesto, no es una tarea corta ni sencilla. En ella están contempladas las actividades de sembrado y riego de pastos adecuados, estricto control de la salud de los animales, capacitación y acompañamiento técnico en la adaptación a la zona y su desarrollo. La sola puesta del ganado en Cajamarca representó un logro inmenso: los campesinos designados y los técnicos especialistas viajaron a Sicuani en Cuzco, Ayaviri en Puno y Pedregal en Arequipa, para seleccionar y adquirir las mejores terneras. Se necesitaron arduas jornadas de viaje en bus, cientos de horas/hombre dedicadas a la tarea, decenas de camiones transportadores de carga y toneladas de buen forraje, para poner el ganado en excelentes condiciones en nuestros establos.

Hace unos días una periodista me preguntó, con ocasión del aniversario número diecinueve de Yanacocha, cuál era, en mi opinión, el efecto más resaltante causado por la empresa en Cajamarca. Hace diecinueve años –le respondí- los jóvenes que terminaban el colegio me contaban sus planes de viaje a la Costa en búsqueda de trabajo o para continuar sus estudios. Las familias se rompían, irremediablemente, debido a la falta de oportunidades en la localidad. Hoy en día, gracias a la dinamización económica impulsada por la actividad minera, la situación ha cambiado: poco a poco, los que se fueron están regresando y cada vez son menos los que quieren o tienen que marchar.

Mientras el buen Santos Chilón miraba emocionado las reses que “mejorarán su economía”, yo veía, además, una amalgama de nuevas oportunidades para los suyos. Esas oportunidades son, en esencia, el efecto mayor y su gran valor intangible: La operación de Yanacocha es la actividad que más ha contribuido para mantener unidas a miles de familias cajamarquinas.